miércoles, 3 de octubre de 2007

Homenaje a los compañeros del PST asesinados en La Plata


Homenaje a los compañeros del PST asesinados en La Plata

En cada lucha ellos están…
Hace 32 años, entre el 4 y 5 de septiembre de 1975, eran asesinados en La Plata ocho compañeros del PST, corriente de la que proviene el MST.


Roberto Loscertales, Adriana Zaldúa, Lidia Agostini, Oscar Lucatti, Carlos “Dicky” Povedano, Ana María Guzner Lorenzo, Hugo Frigerio y Patricia Claverie fueron acribillados por las balas de la Triple A, la banda fascista surgida en el gobierno de Isabel Perón, López Rega y Ruckauf entre otros nefastos personajes.Adriana, Roberto, Lidia, Ana María y Hugo cumplían tareas militantes, llevaban la solidaridad a Petroquímica Sudamericana (hoy Mafisa) y el fondo de huelga que había recolectado para los obreros que estaban en conflicto y ocupaban la fábrica. Fueron secuestrados, torturados y asesinados. Oscar, Patricia y Carlos salieron a denunciar el hecho y movilizarse y corrieron la misma suerte.Las bandas parapoliciales al servicio del Estado y los empresarios habían dado uno de sus golpes más duros para nuestra corriente. Los asesinatos pasaron a conocerse como “La masacre de La Plata” y no fueron los primeros ni los únicos. La triple A sólo era el germen de lo que vendría después con el Golpe de Estado de 1976.Hoy seguimos exigiendo justicia por nuestros compañeros y por todas las víctimas de la Triple A, y denunciamos que esta banda estaba amparada por el Estado, por la burocracia sindical y los patrones y sus partidos. Seguimos también dando nuestro homenaje permanente a estos y todos los compañeros que cayeron en la lucha, tomando en nuestras manos sus banderas, peleando por construir un mundo más justo, un mundo sin oprimidos, un mundo socialista, haciendo como ellos: estando con la clase obrera, solidarizándonos con los conflictos, organizándonos, construyendo el partido de los trabajadores...Y como decíamos hace 32 años en nuestro periódico: “El asesinato de ocho militantes sacude nuestros sentimientos con la misma violencia que doblegó sus cuerpos. Ningún prejuicio fariseo nos lleva a ocultar este dolor. Eran nuestros hermanos en la lucha por el socialismo. Los lloramos de cara al agresor, mirándolo de frente, más firmes que nunca en nuestro odio de clase. Ellos fueron volteados para que nosotros titubeemos. Ya lo sabíamos antes de que ellos u otros cayeran.A este gobierno capitalista de cuya entraña salieron las bandas asesinas, a los grandes patrones coherentemente selectivos en su condena de la violencia, a los militares apocalípticos sólo para la sangre uniformada, a los medios de difusión que racionan la tinta mortuoria con una prolija desigualdad clasista, a los burgueses democráticos que evasivamente protegen lo que está protegido, a los que arman, a los que instigan y a los que apañan este sistema de violencia al servicio del sistema, les decimos: se equivocaron. Ellos cayeron para que nuestro dolor y nuestra rabia y nuestro odio de clase nos hiciera más fuertes. Compañeros caídos: ¡hasta el socialismo siempre!”.

Juan Bonatto Seoane

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